El Trabajo
Social tiene
sus raíces en tiempos muy remotos, la existencia de los pobres ha turbado
siempre la conciencia de la humanidad, por lo que durante toda las historia de
la sociedad han existido inquietudes e iniciativas dirigidas al mejoramiento de
las condiciones del ser humano; aunque estas prácticas de ayuda estaban
dirigidas a determinados sectores poblacionales y tenían una expresión
ocasional, en la mayoría de los casos eran patrocinadas por instituciones
poderosas como la Iglesia u religiones organizadas.
Antiguamente, todas las formas de filantropía y
de caridad (como las realizadas por personas sin formación pero con conciencia
social) eran consideradas como un trabajo social. El principal objetivo de
estas actividades era resolver los problemas inmediatos de los necesitados sin
modificar sus causas.
Posteriormente, el gran volumen de estudios
sociales realizados ha permitido analizar los desajustes sociales y económicos
de la sociedad moderna y coordinar las actividades de los trabajadores o
asistentes sociales en un esfuerzo por beneficiar al máximo a las personas
necesitadas y a toda la comunidad.
Históricamente en relación con los orígenes del
Trabajo Social, se aprecia cómo desde los primeros siglos de esta era aparecen
preocupaciones e iniciativas dirigidas al mejoramiento de las condiciones del
ser humano; pero las mismas tenían una expresión esporádica en contadas
personas y patrocinadas por instituciones poderosas como la Iglesia, siempre
encaminadas a sectores limitados de la población.
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